[extracto WSRW]
En 2023, Marruecos habrá completado un nuevo puerto y una fábrica para la producción de fertilizantes en el Sáhara Occidental ocupado.
La inversión incluye un nuevo puerto protegido, un muelle y una gran unidad de producción para procesar los fosfatos crudos.
“Esta es una mala noticia para los principios del derecho internacional. Marruecos no tiene absolutamente ningún derecho a exportar estos minerales del territorio que tiene bajo ocupación”, dijo Morten Nielsen de Western Sahara Resource Watch.
Hay fundamentalmente dos problemas.
“Con una nueva fábrica de fertilizantes, Marruecos podrá exportar una gama más amplia de productos de fosfato a nuevos mercados que antes no se habían visto arrastrados al conflicto. Esto podría tener consecuencias políticas, socavando aún más el proceso de paz de la ONU que tiene como objetivo proporcionar la autodeterminación del pueblo saharaui. En segundo lugar, Marruecos ahora podrá ganar más de la mina, exportando más productos de valor añadido”, dijo Nilsen, subrayando que es profundamente problemático que las empresas de ingeniería internacionales hayan ayudado a Marruecos en su intento ilegal y políticamente controvertido de saquear los minerales del pueblo saharaui.
El objetivo general de la inversión es diversificar las operaciones de Phosboucraa, desde la exportación de materias primas hasta la producción de productos intermedios y fertilizantes a base de fosfato.
Según la empresa estatal marroquí de la mina, OCP, la inversión de 2.200 millones de dólares prevé la construcción de una planta química con una capacidad de producción de un millón de toneladas de fertilizantes al año. La instalación estaría equipada con una unidad de producción de ácido sulfúrico y fosfórico, y una unidad de granulación. Paralelamente, se desarrollaría un nuevo puerto, además de una unidad de lavado e instalaciones de almacenamiento, mientras que se introducirían nuevos métodos de extracción en la propia mina.