Aquí estamos. Un año más.
Un año más en el que cientos de familias saharauis tienen que armarse de valor, y dejar marchar a sus hijas e hijos. Imaginad que tuvierais que hacer lo mismo con vuestras hijas e hijos, para alejarles de las durísimas condiciones de un campamento de refugiados y de las extremas temperaturas que se alcanzan en verano en la hamada argelina donde se ven obligados a resistir .
Nos gustaría que os pusierais, por un momento, en la piel de estas familias, que además están padeciendo una guerra, que aquellos que quieren ignorarla denominan “de baja intensidad”, pero que ya ha dejado decenas de muertos llenando de luto y dolor al pueblo saharaui.
Este es el contexto. Entenderéis que para estos niños y niñas y para sus familias no se trata de unas vacaciones en las que sus hijos se divertirán y conocerán otras realidades, que este no es el objetivo principal. Que los tienen que dejar ir para que, tanto la sociedad como las fuerzas políticas españolas sigan mirando al pueblo saharaui y recuerden que, casi 50 años después, seguimos ahí, en mitad del desierto, en tierra prestada y obligados a resistir.
Obligados, si.
-Porque llevan medio siglo esperando un referéndum cuyo derecho se les reconoció, siendo España, como potencia colonizadora, la que debía entregar el poder de soberanía a la población autóctona.
-Porque tuvieron que huir al desierto, bajo bombardeos de napalm y fósforo blanco, para sobrevivir a una ocupación militar por parte de Marruecos y Mauritania que provocó una guerra de más de 20 años en la que los muertos se contaron por cientos.
-Porque firmaron un alto el fuego, cuando las Naciones Unidas prometieron celebrar el referéndum de autodeterminación, que Marruecos impidió.
-Porque han estado más de 30 años negociando, poniendo la diplomacia por encima del fusil, a pesar de que la población autóctona era perseguida, desaparecida, torturada y asesinada dentro de su propio territorio, el Sahara Occidental, que sigue, aún hoy, dividido en dos por un muro de más de 2700km lleno de militares y rodeado de minas.
Y todo ello mientras ven como las distintas potencias mundiales se lucran del expolio de sus recursos naturales mientras, a cambio, miran para otro lado ante la continua violación de los derechos humanos que sufren en el territorio saharaui ocupado.
Porque parece que, para algunos, los derechos humanos sólo importan cuando no hay negocios lucrativos u otros intereses de por medio.
Es por todo esto que, desde aquí, poniendo la declaración universal de los derechos humanos y la legalidad internacional en el centro,
- Exigimos la inmediata rectificación de la carta que Pedro Sánchez dio por válida reconociendo el plan de autonomía propuesto por la potencia ilegal ocupante, Marruecos, como “la más seria, realista y creíble” para resolver el conflicto. La única solución pasa por la realización de un referéndum de autodeterminación que tenga la independencia como opción indiscutible.
- Que informen a las empresas de nuestra comunidad que es ilegal hacer negocios con Marruecos cuando ello incluya los productos o terrenos del Sahara Occidental, que pertenece al pueblo saharaui y por tanto debe negociarse con su único y legítimo representante: el Frente Polisario.
- Que exijan a Marruecos el cumplimiento de la legalidad internacional en lo concerniente al Sahara Occidental. Todos los partidos han de poner los derechos humanos en el centro de cualquier negociación.
- Que denuncien las torturas y violaciones sistemáticas que vive la población saharaui bajo la ocupación marroquí, y que exijan al gobierno central facilitar el acceso de la población saharaui a los consulados y embajadas españolas para poder interponer las denuncias pertinentes sobre lo que acontece en un territorio del que España sigue siendo la potencia administradora.
Porque cuando acogéis a estos menores en vuestras casas, en vuestra tierra, no solo acogéis a un niño o niña. Estáis reconociendo la existencia de todo un pueblo que, obligado a resistir, seguimos exigiendo nuestra libertad.
Cuando los miréis, no veáis solo a unos “pobres niños refugiados”. Pensad también en las abuelas saharauis, ancianas que, aunque apenas puedan andar, siguen siendo fuertes pilares para sus familias y siguen guardando en sus baúles las llaves de las casa que tuvieron que abandonar en las ciudades hoy ocupadas. En un hombre mayor que ve pasar las horas mientras recuerda su juventud en la playa de Dajla. En las manos de las mujeres que han levantado los campamentos, que han dado de comer a su gente y que han educado a sus hijos mientras sus padres, maridos y hermanos morían en la guerra. En un hombre que nunca puede estar en casa con su familia porque tiene que viajar durante días y días, en coches destartalados, para intentar conseguir cualquier trabajo que le permita alimentar a su familia . En los jóvenes que dan vueltas por los campamentos sin expectativas porque sus sueños han sido robados. En las mujeres que no pueden aspirar a estudiar carreras universitarias porque tendrían que irse fuera y alejarse de sus familias. En los pastores nómadas que veían, impotentes, cómo las tropas marroquíes asesinaban a su ganado, por diversión, desde el muro de la vergüenza. En todos aquellos que se vieron obligados a vivir un doble exilio al tener que venirse a Europa a buscar un trabajo con el que poder ayudar a sus familias. Porque todas estas niñas y niños que tenemos delante de nosotros son, también, todas estas historias, y muchas más. Estas niñas y niños son el pueblo saharaui.
¡¡VIVA SÁHARA LIBRE!!
¡¡SÁHARA HURRA!!
Cantabria 19/07/2023