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Concentración Gdeim Izik en el Aaiún

In memoriam de Gdeim Izik, diez años después

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Hoy hace ya diez años comenzaba la protesta más grande en la historia del Sáhara Occidental desde el comienzo de la ocupación marroquí. Tuvo lugar en la periferia de la ciudad de El Aaiún, capital ocupada de la antigua colonia abandonada por España a cambio de la consolidación del reino de Juan Carlos I.

Con más precisión, fue a 14 km al norte del Aaiún en una zona denominada Gdeim Izik, donde se levantaron las primeras jaimas saharauis con el fin de reivindicar el derecho a comer y alojarse en habitaciones decentes.

Sin ninguna pretensión política o independentista, únicamente por unos derechos civiles fundamentales, esencialmente el derecho a un trabajo digno.

Poco a poco, el campamento que al principio tenía un caracter espontáneo, reunió a más de 20,000 saharauis, mujeres, hombres y niños, que compartían un mismo sentimiento de indignación ante el tratamiento que les otorgaban las autoridades de ocupación marroquíes y las injusticias que vive este pueblo por el simple hecho de ser saharauis.

La violenta respuesta del ocupante cambió el panorama y los objetivos del pacífico levantamiento. El detonante fue el cobarde asesinato del joven Nayem El Garhi, la represión, el bloqueo informativo, las detenciones arbitrarias, las amenazas, la intimidación, las violaciones, las palizas, las torturas y todo los tratos adyacentes a la ocupación ilegal del Sahara Occidental.

La arrogancia y la agresividad de Rabat tuvieron como efecto lógico y comprensible la indignación se apodero de los protagonistas del campamento de la dignidad que deciden elevar el nivel de sus reivindicaciones incluyendo el derecho a la autodeterminación e independencia en un momento en que las delegaciones del Fente Polisario y Marruecos se preparaban para una nueva ronda de negociaciones en Manhasset bajo los auspicios de la ONU. Este tono político de la protesta se mantuvo hasta el 8 de noviembre, día del vil asalto por las fuerzas marroquíes.

Hoy, diez años después, el pueblo saharaui rinde un ´sublime homenaje a aquella epopeya que el gran filósofo y pensador Noam Chomsky consideró como la mecha que encendió el fuego de la Primavera Árabe y todos aquellos saharauis que desde entonces siguen en las cárceles marroquíes soportando el odio y los deseos de venganza del cruel régimen de Marruecos. Veintidós presos políticos saharauis encerrados en condiciones inhumanas cuyo único crimen fue reivindicar pacíficamente el pan nuestro de cada día.

La condena de estos activistas saharauis, algunos a la cadena perpetua, pasó como desapercibida por los diferentes responsables de la ONU, entre ellos el portugués Antonio Guterres, que en lugar de condenar a Marruecos por sus sucesivas violaciones de derechos humanos acaba de renovarle su apoyo ofreciéndole el regalo de la apertura en Rabat de la oficina de Naciones Unidas contra el terrorismo.

Fuente: Correo diplomático saharaui