LA Administración Penitenciaria marroquí trasladó el pasado 25 de enero al joven saharaui, desde la Prisión Negra de El Aaiún en el Sáhara Occidental ocupado, a la prisión local de Tan Tan, al sur de Marruecos, sin dar aviso a su familia.
El 14 de noviembre de 2020, la policía marroquí allanó la casa de la familia de Ahmed El Gargar cuando este dormía, deteniéndolo ilegalmente para así interrogarlo como presunto sospechoso de cargos falsos. La detención se produjo dentro del operativo marroquí en contra de la población saharaui, que participó en las manifestaciones pacíficas en el Aaiún ocupado, tras la vulneración del alto el fuego por parte del régimen alauita y la decisión del Polisario de reanudar la lucha armada.
Aunque su madre les dijo que Ahmed sufría trastornos mentales, sus interrogadores lo sometieron a torturas físicas y mentales en la comisaría de policía dejándolo inconsciente durante 4 días.
A su madre se le permitió visitarlo una vez en la Prisión Negra. “Le encontró en muy malas condiciones. No podía hablar ni explicar nada por miedo a represalias de los agentes que les estaban vigilando”, en declaraciones de su madre a Equipe Media.
Una vez que fue trasladado a la cárcel de Tan Tan, su madre no ha vuelto a tener noticias suyas. Está más preocupada, si cabe, porque durante este tiempo de frío Ahmed no tiene ropa adecuada para mantenerse abrigado. Cree que su hijo corre un peligro real y que puede seguir siendo objeto de un trato inhumano. Y no se puede defender.
En conversaciones mantenidas por Equipe Media, “Mi hijo tiene características infantiles, para mi es algo doloroso. Cuando le visité pensó que se vendría conmigo, pero estoy indefensa” remarca su progenitora y continua “Es su primera vez en la cárcel y estaba nervioso. Fue acusado de crímenes como asesinato, robo y contrabando de droga” relata impotente.
El 9 de diciembre de 2020, en un juicio por videoconferencia, el tribunal marroquí de El Aaiún ocupado sentenció a Ahmed El Gargar a 10 meses de cárcel. El tribunal basó su decisión en los atestados policiales que contenían confesiones conseguidas bajo tortura. El Gargar no tuvo acceso a ninguno de los documentos que supuestamente le implicaron en la investigación.
Fuente: Equipe Media